jueves, 23 de agosto de 2007

Una fogata inolvidable


Nunca pensé que fuera a suceder lo que esta noche sucedio. Recordaba aún todas las cosas que pasaron en la última fogata que tuvimos en aquel mismo lugar, y pensaba que esto sería aun más díficil. Pero algo en mi corazón me había dicho que simplemente confiará: El Señor ya tenía todo preparado para nosotros. La verdad, el Señor puso todo. Sin pedirlo, Ruth, Tere y Claudia (mi prima) se ofrecieron para ayudarme en la comida. Aun cuando esa misma mañana estaba buscando un transporte seguro y barato, el Señor nos proveyó con los carros de hermanos que de todo corazón ofrecieron sus carros para el transporte. Al parecer, el Señor no quería que me preocupará por lo material. Cuando llegamos a fogata, todo parecería indicar que llovería pues unas horas antes sufrimos con la tremenda lluvia, a penas cubiertos con la marquesina que, de malas, estaba cerrado justo este día que llovió tan fuerte. Pero fue impresionante ver como una vez más, como hace algunos meses, el Señor nos regaló un cielo azul, despejado, estrellado, hermoso. La vez pasada sufrimos un poquito con la música, pero esta vez (sin perdirselo) mi amigo Paco se ofreció para ayudarnos con su guitarra y Gamita con su teclado: el Señor preparaba todo para una noche de adoración increíble bajo las estrellas. Desde que empezó la fogata, se podía sentir que el Espíritu de Dios se manifestaba ahí. Pero despues el Señor nos conmovio con su Palabra Bendita y hablo a nuestros corazones, a través de su siervo, el hermano Azael. Creo que todo estaba listo para un compromiso real: Intermedios viviendo en Santidad para Conmover al Mundo. Aquella oración, dirigida por Dario y Rocio, fue algo muy hermoso. A diferencia de algunas otra ocasiones, no fueron necesarias las muchas palabras: la Palabras vinieron del corazón de Dios al nuestro. Fue muy hermoso. Pero la verdad, sentía que a mi me había faltado mucho: tantas cosas en la cabeza no me dejaron orar como hubiera querido. La noche paso y creo que, como siempre en estar actividades, dormir fue lo de menos (bueno, para muchos de los jóvenes que fuimos no, pero para ustedes que tiene mucha pila sí). Cuando despertamos, creo que lo único que pensaba era la taquiza, pensando en si alcanzaría el dinero y la comida. Con temor, empezamos a hacer cuentas y pensamos que a penas y saldría, pero el Señor nos tenía preparada otra sorpresa. Cuando hicimos cuentas, la alimentación salió en casi la cuarta parte! ¡sin contar que un pastor había dado una ofrenda especial para actividad! Mejor aún, la comida ¡literalmente se multiplico! en este año, no recuerdo una actividad en donde todos hayamos comido sin quedar un poquito insatisfechos, pero esta vez, por más que unos se comieron 15 tacos (jejeje, aunque usted no lo crea), aun así recogimos una cazuela llena de comida. Nunca olvidaré esto. Cuando regresamos, parecía que todo había terminado, pero el Señor no pensaba lo mismo. Regrese a preparar el tema, pues nos tocaba participar en la noche. No había conseguido a alguien que nos ayudará con la alabanza, así que solo nos tocaba el tema. Ya en el templo, yo solo quería que acabará aquel día, pero cuando nos toco participar con un canto, entonamos "Dios manda lluvia". Lleno de cansancio, tome el lugar y después doble mis rodilla con mis pocas fuerzas, pero en ese momento, el Espíritu Santo toco mi vida como hace muchos días no lo hacía, sentí esa gloria que pude ver en la fogata, pero que siendote sincero, no pude sentir. Fue algo maravilloso. Esta fogata para mi fue diferente, porque creo de todo corazón que no fueron las fuerzas ni la inteligencia de los directivos que participamos en todo esto, si no fue el poder y el amor de Dios que nos movió a cada instante. ¡El Señor va con nosotros!. Nunca olvides lo que el Señor te dijo en este fogata "Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro(A) sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra." (Éxodo 19:5). Quiero agradecer de manera especial a la hna Ana Morales, Lilia Colmenares, la familia Martinez Castro y, sobre todo, a Luis Monterrubio por la ayuda que nos brindaron con el transporte. De igual manera, a la familia Noriega Franco, por facilitarnos su casa para realizar una vez mas una actividad de la Sociedad ahí. Dios te bendiga, nos vemos pronto.

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